POR GEORGES ANTARES
Las pocas reflexiones siguientes no conciernen sólo a los astrólogos y a sus consultantes, sino también a la actitud que todos nosotros, los humanos, tendemos a adoptar con respecto a nuestro destino.
Muchos de nosotros tenemos temas de nacimiento disonantes y nos afligimos por ello. Lo que quisiéramos es llevar una vida sin penas ni fatigas, sin peligros ni pruebas. Y a veces, en las pruebas llegamos a rebelarnos contra una suerte que consideramos injusta. Tratamos entonces de distraer la insatisfacción pendiente pensando que llegará un tiempo en el que todo marchará de nuevo mejor y en el que no existirían ni preocupaciones materiales deprimentes ni ningún problema.
Todos esperamos que nos toque el "gordo" de la lotería, una suma importante en las quinielas, o también heredar de un tío riquísimo de América desconocido. En resumen, todos esperamos lo que nos podría permitir llevar una vida fácil exenta de preocupaciones y de esfuerzos, compuesta sólo de felicidad.
La mayoría estamos hechos así, deseando siempre conscientes o inconscientemente un cambio de ambiente y de condiciones de vida, mientras que no está en absoluto asegurado que esta nueva vida nos aportaría más satisfacciones. En efecto lo que podemos obtener nos parece siempre deseable, y sólo es a medida de su realización cuando nuestros deseos pierden todos sus atractivos. Nos imaginábamos que una nueva situación eliminaría todas las preocupaciones y dificultades antíguas. Nos damos cuenta de que muchas de ellas permanecen mientras que se plantean otros problemas y llegan otras preocupaciones.
Para cualquiera que estudie y practique la Astrología, esto es fácil de comprender, pues ha aprendido que toda experiencia exterior está condicionada por el horóscopo que concierne al individuo.
Si, por ejemplo, Marte y Saturno se hallan en aflicción mutua en el cielo natal, podemos asegurar que la persona en cuestión deberá siempre batallar en la vida para vencer las dificultades que se levantarán sobre su camino y que debe esperar toda clase de duros golpes se halle donde se halle, que no le servirá de nada emigrar a un país lejano para huir de la mala suerte.
Estas indicaciones son aún más claras en el caso de una oposición Saturno-Urano. Esta configuración corresponde en efecto al caso típico del emigrante que se va lejos en busca de mejores condiciones de existencia y que sólo encuentra en su país de adpoción incomprensión y sin sabores de toda clases pues, a pesar de sus esfuerzos, no llega a adaptarse a esta nueva vida. Se da entonces cuenta, un poco tarde, de que todas las ideas que se había formado de una existencia dorada en un nuevo Eden sólo eran fruto de su imaginación.
Un poco de reflexión nos muestra todo lo que hay de falso en ese deseo de vida fácil y sin esfuerzos. Ciertamente, la búqueda de la felicidad es legítima, pero no es apartándonos de las dificulatades y responsabilidades caracterizadas por los aspectos disonantes de nuestro horóscopo como podremos realmente encontrarla.
Gran número de seres eminentes, hombres de Estado, sabios, pioneros, héroes, personas que tienen en su haber la realización de grandes obras, tiene cielos de nacimientos acribillados por malos aspectos. Y de hecho los obstáculos, los peligros, las trabas y las molestias de todo tipo han jalonado constantemente su carrera, pero han tenido la fuerza de voluntad y la valentía de luchar contra la adversidad y el éxito ha recompensado sus esfuerzos.
¿Habrían tenido éxito y serían lo que ahora son si hubieran tenido un tema de "color de rosa"? ¡Ciertamente no! Pues, sin estas "disonancias" planetarias, no habrían hallado en ellos los mismos recursos de voluntad y de energía.
En definitiva, podemos preguntarnos lo que sucedería si cada uno de nosotros llegara a sustraerse de todos sus problemas y dificultades. Esto iría en detrimento de nuestra fuerza de carácter, de nuestra inteligencia, de nuestra evolución espiritual. Seríamos o nos volveríamos todos blandos, sin valentía, sin audacia y sin resistencia moral.
Este estado de cosas es impensable. Al igual que nos damos cuenta de que el esfuerzo y el trabajo son partes integrantes de nuestra existencia y pueden ayudarnos a forjarnos una mayor felicidad, debemos también comprender qué gran error sería el dejarnos vivir y el aceptar en todo el camino la facilidad. Debemos, por el contrario, asumir nuestras responsabilidades y aceptar las luchas y pruebas que nos imponen los aspectos disonantes de nuestro cielo natal. Sólo a este precio podremos fortalecer nuestra personalidad. A este respecto, podemos realmente considerar que las configuraciones planetarias llamadas nefastas, son por el contrario la fuente del progreso de la humanidad.
Por eso, lejos de temblar, de resignarnos a nuestro destino o de tratar de eludirlo cuando unos malos tránsitos anuncian momentos críticos, debemos, por el contrario, pensar en las oportunidades que se nos ofrecerán de manifestar todas nuestras energías y de dar lo mejor de nostros mismos. Aprenderemos también a probar el agrio saber del esfuerzo y la satisfacción del deber cumplido a los que ulteriormente se añadirá la intensa alegría que experimentamos cuando hemos salido victoriosos de todas las pruebas.
Y luego, por muy críticas que nos parezcan las situaciones en las que nos sumerjen las configuraciones astrales, acordémosnos siempre del adagio según el cual: "A menudo la victoria se consigue en el umbral de la derrota".
Artículos
Los Astros y la Búsqueda de la Felicidad
Categorías: Astrologia para la Vida
0 comentarios:
Publicar un comentario