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POESIA

Dispóngase ahora constelaciones, musas y signos
para esparcir por los versos su brillo.
Primero Aries, haciendo su pelambre de oro.
Voltea y se asombra por la fuerza del Toro,
cuyas partes trasera aparecen al filo.
Yace encorvado, y con la cabeza en alto
ordena a los Gemelos que salgan,
temerosos, el uno al otro se abrazan.
Los Gemelos, con paso inseguro,
iluminan el paso de Cáncer,
después Leo agita la mano con emoción
Y Virgo vuelve a calmar su furor.
Entonces el día y la noche se sopesan en los platillos
de la Balanza,
Por un instante están iguales,
pero con su rápida ascensión
prevalece la noche, dejando ver los aires invernales
del brillo de Escorpión.
El Centauro le sigue con ojo avispado
hace una reverencia y desaparece volando.
La siguiente es la Cabra con sus estrechas astas.
Y del cántaro de Acuario rebosan aguas.
Junto a sus amadas olas, el frío Piscis se viene a sentar,
Para, con Aries, la rueda completar.

MARCUS MANILUS
(POETA ROMANO)

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